miércoles, 11 de noviembre de 2015

LAS LEYES DEL CASCO OBLIGATORIO MUESTRA QUIEN ES REALMENTE EL DUEÑO DE LA CARRETERA

En los comienzos del vehículo de motor, se extendió la idea de que los conductores de vehículos asesinaban a inocentes por las calles de la ciudad en sus incontrolables máquinas motorizadas, idea que implicaba una adicción a la velocidad a expensas de la vida humana.
http://aluanatraficoyseguridadvial.blogspot.com.es/2015/09/maquinas-de-matar.html

La mayoría de estas muertes eran peatones en las ciudades, y la mayoría de ellos eran niños. La idea generalizada era que el conductor era el máximo responsable del siniestro. Frente a la epidemia de fatalidad vial, hubo protestas públicas feroces incluyendo enormes mítines, editoriales de periódicos vehementes, e incluso aglomeraciones enfurecidas que atacaron a los automovilistas a raíz de alguna colisión.

La industria automotriz respondió mediante el montaje de una guerra de propaganda enmascarada como una campaña de seguridad. A través de una serie de transformaciones sociales, legales y físicas, se reformulan los argumentos sobre la seguridad de los vehículos mediante la colocación de la culpa a los conductores imprudentes y a los peatones descuidados, en lugar de la mera presencia de los coches.



Esta carnicería continúa en la época actual, pero hace tiempo que hemos ignorado el sentimiento de indignación por la muerte por colisión de vehículo, y directamente se tiende a culpar a la víctima. Cruzar la calle durante mucho tiempo ha sido considerado prácticamente "delito". Efectivamente, hemos perdido la igualdad de acceso a las vías públicas a menos que estemos dispuestos y capaces de asumir la factura considerable que supone poseer un coche. En cambio, lo que tenemos es una infraestructura optimizada para los vehículos privados y una nación de conductores subvencionados que se resisten a la idea de subvencionar cualquier otra forma de transporte, y que reaccionan a una multa de estacionamiento como si hubieran sido crucificados. 

Es la idea de "iguales", una forma insidiosa de mostrar la desigualdad en la que pretendemos aplicar la ley de "los poderosos contra los débiles", con lo que por supuesto no quiero decir que no deba haber coches.




Parece ser que todo está cambiando, las ciudades y pueblos instalan nuevos carriles bici, se cierran zonas para uso peatonal y de ciclistas, entre otras medidas. La industria automotriz también parece cambiar, fabrican coches eléctricos y adaptan la tecnología en lo vehículos con sensores y cámaras para compensar más de un siglo de olvido del conductor culturalmente reforzado. Google y Apple trabajan desde hace años en una tecnología para fabricar un vehículo que circule solo, proyectando vehículos que serán manejados completamente a través de ordenador, prescindiendo así de volante y pedales.

Pues no se deje engañar, la industria automotriz siempre ha resurgido de sus propias cenizas a lo largo de su propia historia. Sin embargo, no están comenzando con los peatones, están empezando con los ciclistas. El primer paso se centra en las leyes del casco. Cuando ocurre un siniestro dónde están implicados un coche y un ciclista resultando herido o fallecido éste último, hemos llegado al punto de asumir directamente la culpa del suceso al ciclista. Es por eso que cada vez que usted lee una noticia sobre un ciclista que ha resultado herido o muerto, el artículo menciona cascos, independientemente de que éste detalle sea o no sea relevante: "Las piernas del ciclista fueron aplastadas por la apisonadora desbocada. No se piensa en criminalidad. La víctima no llevaba puesto el casco". Lo que no resta importancia al uso del mismo en nuestras infraestructuras españolas, que quede claro.




Estadísticas de lesiones en la cabeza en ciclismo son tan ambiguas que incluso diferentes gobiernos se han visto obligados a dejar de exagerar la eficacia del casco usado en bicicleta bajo la Ley de Calidad de Datos o Ley de Calidad de la Información, cómo es el caso de EEUU.

La industria automotriz, la industria de seguros y los organismos abogan por las leyes del casco. En primer lugar, cuando se obliga a la gente a usar el casco se traslada la responsabilidades a los ciclistas y se absuelve a los gobiernos de la necesidad de construir una mejor infraestructura para el ciclismo. "No vamos a construir ningún carril bici. Ocupan mucho aparcamiento".

En segundo lugar, las leyes del casco desalientan a la gente a usar las bicicletas para desplazarse a diario resultándoles un inconveniente, ya que parece más peligroso de lo que realmente es. En Australia,  hay numerosas pruebas de que las leyes del casco han hecho mucho más para frenar el crecimiento del ciclismo que para mantener a los ciclistas más seguros.





En países como Holanda o Dinamarca, dónde montones y montones de personas circulan en bicicleta, ver a un ciclista con casco es casi tan raro como a un conductor de coche con casco en España. Y sin embargo, parece que les va bastante bien, tal vez porque tienen buenas infraestructuras para las numerosas bicicletas que circulan por sus vías, y lo más importante que ellos aún se suscriben a la idea de que la persona que opera la máquina gigante en la vía pública tiene que ser la responsable de no matar a la gente que transita por ella.

Pero ésto es sólo el principio, Volvo va un paso más allá creando en colaboración con Albedo 1oo, un spray reflectante cuyo efecto dura aproximadamente siete días. Life Paint es transparente, no afecta al tejido y se puede aplicar tanto a las prendas de ropa como a la bicicleta. A la luz del día no se percibe, sus partículas brillan durante la noche al recibir cualquier foco de luz, convirtiendo así al ciclista en un objeto visible . 




Parece una manera de gritarles a los demás usuarios que están cerca de un ciclista. Nadie tiene que "gritar" para obtener atención mientras se está conduciendo un coche. Usted da por sentado que los demás usuarios lo perciben y no colisionarán contra usted. 
Esta es sólo otra manera de que los conductores eviten toda responsabilidad de lo que hacen con sus coches a otros usuarios de la carretera.



Me pregunto ¿es tan difícil usar en exclusiva buenas infraestructuras para ciclistas?

Los políticos y sus organismos abogan por leyes del casco obligatorio, y las compañías de automóviles están sugiriendo rociarnos a nosotros mismos de la cabeza a los pies con brillantina antes de montar en nuestras bicicletas. A este ritmo, no pasará mucho tiempo antes de que necesitemos una licencia y registro para operar con una bicicleta, llevar circuitos de iluminación, "cascos inteligentes", y un GPS en el trasero para no ser golpeado por un Apple Car. Y después pasaremos a los peatones.




Miryam Moya.





















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