Cuando alguien presencia un accidente de tráfico, sea cual sea la gravedad del mismo, tiene la posibilidad de dar apoyo a las víctimas. Este apoyo requiere unos conocimientos básicos, debe estar organizado y lo más cualificado posible, y debe mantenerse la calma teniendo en cuenta que son situaciones que generan nerviosismo e inseguridad.
Para facilitar el aprendizaje, se utiliza una regla nemotécnica PAS, cuyas siglas indican como proceder de forma ordenada: P de proteger, A de avisar y S de socorrer. En principio, puede parecer erróneo el pensar que atender a los heridos es lo último. La experiencia dice que, en las ocasiones en las que se actúa directamente, no solo la asistencia se retrasa, sino que se expone a los accidentados y al resto de vehículos a peligros innecesarios ya que nadie se ha ocupado de proteger.
Es interesante recalcar que, aunque este orden es flexible, se establece así para evitar olvidar cosas tan importantes como la seguridad o el aviso a los servicios de emergencia.
Cuando el auxiliador se acerca al lugar del accidente, ha de estar seguro de que, al prestar ayuda, no está poniendo en peligro su propia vida, de tal forma que, si existe un riesgo grave, habrá de abstenerse y no actuar; por ejemplo, al acceder a un vehículo en llamas o que ha derramado mercancías peligrosas.
A medida que se va acercando, hay que observar y evaluar la situación antes de actuar. La normativa, además, obliga a la utilización de prendas reflectantes para aumentar la visibilidad.
Los conductores de turismos, autobuses, automóviles destinados al transporte de mercancías, vehículos mixtos adaptables, conjuntos de vehículos no agrícolas y vehículos piloto de protección y acompañamiento, así como el personal auxiliar de éstos últimos, deberán utilizar un chaleco reflectante de alta visibilidad reglamentario que figura entre la dotación obligatoria del vehículo, cuando salgan del vehículo (se debe poner antes de bajarse), tanto de día como de noche, y ocupen la calzada o el arcén de las vías inter urbanas.
Aunque sólo es obligatorio llevar un chaleco, es aconsejable llevar otro por si alguno de los pasajeros tuviera que ayudar al conductor. No se debe exponer a la luz directa del sol, porque puede perder las propiedades reflectantes.
Una vez estando a salvo uno mismo, se debe proceder a proteger el lugar del accidente para evitar que los obstáculos que suelen ocupar la calzada provoquen colisiones de otros vehículos. Por ello es preciso señalizar, adecuadamente y cuanto antes, la zona colocando los triángulos de preseñalización a la distancia adecuada, encendiendo las luces de posición y de emergencia y aparcando el vehículo en el que viajemos en un lugar seguro.
La norma indica que los triángulos se deben colocar en el borde de la calzada, delante y detrás del vehículo en vías de doble sentido, a una distancia de 50m, aproximadamente unos 70 pasos. Estos deben ser visibles desde unos 100m de distancia. En calzadas de sentido único o con más de tres carriles, se colocará un solo triangulo.
Se debe evitar el error generalizado de colocar el triángulo a pocos pasos del vehículo accidentado. Si no se alerta con suficiente tiempo de antelación, por la cercanía al obstáculo, pierde su efectividad.
También se ha de saber identificar peligros, como manchas de gasolina. Observando estos aspectos, se puede dar una información más completa a los servicios de emergencia que harán llegar la ayuda que sea más eficaz.
Los heridos no deben sacarse de los vehículos salvo que esté claramente indicado, ya que realizar movimientos de la columna vertebral sin la adecuada protección puede entrañar un grave peligro para la médula espinal y originarle lesiones que no existían o agravar las ya causadas por el accidente.
En el caso de accidentes donde hay implicados motociclistas, no se les debe quitar el casco excepto en los casos en los que exista una indicación clara.
Llamar a los servicios de emergencia es una de las actuaciones más importantes que pueden realizar las personas que atienden un accidente y ponen en marcha la cadena de supervivencia.
En muchos casos, la vida de los heridos depende de la rapidez y eficacia con la que se efectúe esta llamada. La ayuda sanitaria es fundamental.
Son los equipos sanitarios los que van a diagnosticar y tratar las lesiones que presentan los accidentados y también se encargarán de su traslado. El auxiliador puede, en su caso, mantener en las mejores condiciones posibles al herido hasta que llegue la atención sanitaria.
Que la atención a las víctimas sea la óptima depende, entre otras cosas, de que la ayuda que llegue lo haga pronto y sea la adecuada.
El primer interviniente debe tener estas dos ideas claras, el aviso ha de darse lo antes posible y, además, ha de realizarse de la forma y en el lugar adecuado. Por otra parte, la alerta se ha de dar a un servicio de emergencias integral. Para acceder en España a un servicio de estas características, se solicitará la ayuda a través del número 112, de tal forma que, cuando se realice la petición de auxilio desde la central de alarma, y en función de las características del accidente, puedan facilitar los efectivos necesarios para cubrir con eficacia la atención de las víctimas y resolver cuanto antes los problemas que se han originado en la vía como consecuencia del suceso.
El número 112 no se utiliza solo en nuestro país, sino que es el número reservado en Europa para atender todas las emergencias. Además, es gratuito y se puede acceder desde cualquier teléfono fijo o móvil, incluso sin conocer el PIN del teléfono, ni disponer de cobertura de la propia operadora. Para realizar la llamada desde un teléfono público, no es necesario introducir monedas.
El centro en el que se recibe la alerta envía todos los efectivos necesarios, ya sean sanitarios, policiales o bomberos, en función de las características del suceso, de tal forma que, si informamos, por ejemplo, de que hay un herido atrapado dentro del vehículo, el centro de emergencias dará aviso a los bomberos y estos facilitarán el acceso del personal sanitario al herido.
No se deben realizar traslados de los heridos por personal no sanitario. Debe ser el personal sanitario y en transporte especializado quien, tras realizar un primer diagnóstico y estabilizar a los heridos, les traslade a un centro hospitalario que les pueda ofrecer las máximas oportunidades para tratar sus lesiones.
No será necesario avisar a la autoridad o sus agentes si solo se han producido heridas claramente leves, la seguridad de la circulación está restablecida y ninguna de las personas implicadas en el accidente lo solicita.
El auxilio prestado al herido ha de ser extremadamente cuidadoso con el fin de no añadir lesiones a las previamente existentes. Alrededor del suceso, generalmente, se crea un ambiente de gran nerviosismo, el desconocimiento y la necesidad de ayudar provocan actuaciones incorrectas en ocasiones.
En el manejo adecuado de los heridos por accidente de tráfico, la protección del cuello es fundamental ya que puede evitar que resulte lesionada la medula espinal. Debemos evitar mover al herido mientras no sea estrictamente necesario; si no hubiera más remedio que moverlo, porque se presente una situación de claro peligro para el accidentado, habrá que hacerlo manteniendo el eje cabeza–cuello–tronco. Esto significa mover al individuo en bloque, evitando desplazamientos de la cabeza o el cuello con respecto al tronco. La inmovilización completa sería lo deseable, a ser posible con algún dispositivo tipo collarín.
A pesar de lo que pueda pedir la víctima, no se le debe dar alimento o bebida en ningún caso, incluida agua o cualquier tipo de medicación hasta la llegada de los servicios sanitarios.
Fuente: www.cruzroja.es
Para facilitar el aprendizaje, se utiliza una regla nemotécnica PAS, cuyas siglas indican como proceder de forma ordenada: P de proteger, A de avisar y S de socorrer. En principio, puede parecer erróneo el pensar que atender a los heridos es lo último. La experiencia dice que, en las ocasiones en las que se actúa directamente, no solo la asistencia se retrasa, sino que se expone a los accidentados y al resto de vehículos a peligros innecesarios ya que nadie se ha ocupado de proteger.
Es interesante recalcar que, aunque este orden es flexible, se establece así para evitar olvidar cosas tan importantes como la seguridad o el aviso a los servicios de emergencia.
Cuando el auxiliador se acerca al lugar del accidente, ha de estar seguro de que, al prestar ayuda, no está poniendo en peligro su propia vida, de tal forma que, si existe un riesgo grave, habrá de abstenerse y no actuar; por ejemplo, al acceder a un vehículo en llamas o que ha derramado mercancías peligrosas.
A medida que se va acercando, hay que observar y evaluar la situación antes de actuar. La normativa, además, obliga a la utilización de prendas reflectantes para aumentar la visibilidad.
Fuente: prensacruzroja.es
Los conductores de turismos, autobuses, automóviles destinados al transporte de mercancías, vehículos mixtos adaptables, conjuntos de vehículos no agrícolas y vehículos piloto de protección y acompañamiento, así como el personal auxiliar de éstos últimos, deberán utilizar un chaleco reflectante de alta visibilidad reglamentario que figura entre la dotación obligatoria del vehículo, cuando salgan del vehículo (se debe poner antes de bajarse), tanto de día como de noche, y ocupen la calzada o el arcén de las vías inter urbanas.
Aunque sólo es obligatorio llevar un chaleco, es aconsejable llevar otro por si alguno de los pasajeros tuviera que ayudar al conductor. No se debe exponer a la luz directa del sol, porque puede perder las propiedades reflectantes.
Una vez estando a salvo uno mismo, se debe proceder a proteger el lugar del accidente para evitar que los obstáculos que suelen ocupar la calzada provoquen colisiones de otros vehículos. Por ello es preciso señalizar, adecuadamente y cuanto antes, la zona colocando los triángulos de preseñalización a la distancia adecuada, encendiendo las luces de posición y de emergencia y aparcando el vehículo en el que viajemos en un lugar seguro.
La norma indica que los triángulos se deben colocar en el borde de la calzada, delante y detrás del vehículo en vías de doble sentido, a una distancia de 50m, aproximadamente unos 70 pasos. Estos deben ser visibles desde unos 100m de distancia. En calzadas de sentido único o con más de tres carriles, se colocará un solo triangulo.
Fuente: www.mascoche.net
Se debe evitar el error generalizado de colocar el triángulo a pocos pasos del vehículo accidentado. Si no se alerta con suficiente tiempo de antelación, por la cercanía al obstáculo, pierde su efectividad.
También se ha de saber identificar peligros, como manchas de gasolina. Observando estos aspectos, se puede dar una información más completa a los servicios de emergencia que harán llegar la ayuda que sea más eficaz.
Los heridos no deben sacarse de los vehículos salvo que esté claramente indicado, ya que realizar movimientos de la columna vertebral sin la adecuada protección puede entrañar un grave peligro para la médula espinal y originarle lesiones que no existían o agravar las ya causadas por el accidente.
En el caso de accidentes donde hay implicados motociclistas, no se les debe quitar el casco excepto en los casos en los que exista una indicación clara.
Llamar a los servicios de emergencia es una de las actuaciones más importantes que pueden realizar las personas que atienden un accidente y ponen en marcha la cadena de supervivencia.
En muchos casos, la vida de los heridos depende de la rapidez y eficacia con la que se efectúe esta llamada. La ayuda sanitaria es fundamental.
Son los equipos sanitarios los que van a diagnosticar y tratar las lesiones que presentan los accidentados y también se encargarán de su traslado. El auxiliador puede, en su caso, mantener en las mejores condiciones posibles al herido hasta que llegue la atención sanitaria.
Que la atención a las víctimas sea la óptima depende, entre otras cosas, de que la ayuda que llegue lo haga pronto y sea la adecuada.
Fuente: policialocalwakinaki.com
El primer interviniente debe tener estas dos ideas claras, el aviso ha de darse lo antes posible y, además, ha de realizarse de la forma y en el lugar adecuado. Por otra parte, la alerta se ha de dar a un servicio de emergencias integral. Para acceder en España a un servicio de estas características, se solicitará la ayuda a través del número 112, de tal forma que, cuando se realice la petición de auxilio desde la central de alarma, y en función de las características del accidente, puedan facilitar los efectivos necesarios para cubrir con eficacia la atención de las víctimas y resolver cuanto antes los problemas que se han originado en la vía como consecuencia del suceso.
El número 112 no se utiliza solo en nuestro país, sino que es el número reservado en Europa para atender todas las emergencias. Además, es gratuito y se puede acceder desde cualquier teléfono fijo o móvil, incluso sin conocer el PIN del teléfono, ni disponer de cobertura de la propia operadora. Para realizar la llamada desde un teléfono público, no es necesario introducir monedas.
El centro en el que se recibe la alerta envía todos los efectivos necesarios, ya sean sanitarios, policiales o bomberos, en función de las características del suceso, de tal forma que, si informamos, por ejemplo, de que hay un herido atrapado dentro del vehículo, el centro de emergencias dará aviso a los bomberos y estos facilitarán el acceso del personal sanitario al herido.
No se deben realizar traslados de los heridos por personal no sanitario. Debe ser el personal sanitario y en transporte especializado quien, tras realizar un primer diagnóstico y estabilizar a los heridos, les traslade a un centro hospitalario que les pueda ofrecer las máximas oportunidades para tratar sus lesiones.
No será necesario avisar a la autoridad o sus agentes si solo se han producido heridas claramente leves, la seguridad de la circulación está restablecida y ninguna de las personas implicadas en el accidente lo solicita.
El auxilio prestado al herido ha de ser extremadamente cuidadoso con el fin de no añadir lesiones a las previamente existentes. Alrededor del suceso, generalmente, se crea un ambiente de gran nerviosismo, el desconocimiento y la necesidad de ayudar provocan actuaciones incorrectas en ocasiones.
En el manejo adecuado de los heridos por accidente de tráfico, la protección del cuello es fundamental ya que puede evitar que resulte lesionada la medula espinal. Debemos evitar mover al herido mientras no sea estrictamente necesario; si no hubiera más remedio que moverlo, porque se presente una situación de claro peligro para el accidentado, habrá que hacerlo manteniendo el eje cabeza–cuello–tronco. Esto significa mover al individuo en bloque, evitando desplazamientos de la cabeza o el cuello con respecto al tronco. La inmovilización completa sería lo deseable, a ser posible con algún dispositivo tipo collarín.
A pesar de lo que pueda pedir la víctima, no se le debe dar alimento o bebida en ningún caso, incluida agua o cualquier tipo de medicación hasta la llegada de los servicios sanitarios.
www.aluanainfraestructuras.com
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