Fuente: www.circulaseguro.com
A pesar de ser un sistema que se está extendiendo en los vehículos pesados debido a las largas horas que los conductores profesionales pasan al volante, también se empieza a encontrar en vehículos particulares tipo turismo.
Una cámara instalada delante del retrovisor interior va leyendo la carretera de forma parecida a un ser humano, y detecta cuáles son las marcas viales que delimitan el carril, sean continuas o discontinuas, blancas o amarillas, a más de 65 km/h y con encendido voluntario. Si el coche detecta que hacemos un cambio de carril y el intermitente no está accionado para el lado correcto, el sistema endurece levemente la dirección que se comunica al volante, que sugiere volver al carril original. La presión que recibimos es muy suave y se puede vencer sin esfuerzo a voluntad del conductor. En caso de microsueños, en el caso extremo de que la fatiga nos venza, puede ayudarnos a conservar la vida. De paso, el coche nos ayuda a tomar como costumbre la señalización de cambio de carril como indican las normas.
La segunda función y no menos importante es que, si la dirección electromecánica no detecta ningún movimiento del volante, por haber quitado ambas manos de él, recibimos una advertencia a los pocos segundos.
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