lunes, 27 de abril de 2015

CONDUCCIÓN Y ALCOHOL: CÓCTEL MORTAL

Determinados consumos de alcohol, que en circunstancias normales podrían ser catalogados como carentes de riesgo, pueden ser muy peligrosos en situaciones en que la persona tenga que conducir, pilotar o manejar maquinaria. Las pócimas “antirresaca” enmascaran peligrosamente los efectos, pero no los eliminan.

Fuente: DGT


El alcohol que llega al cerebro actúa sobre éste y desorganiza y desestabiliza su funcionamiento. El consumo de alcohol afecta directamente al Sistema Nervioso Central, pues de él dependen las modificaciones en las aptitudes y comportamientos del conductor. Actúa como un anestésico, de modo similar a como lo hacen los anestésicos generales utilizados en medicina, es decir, a todos los niveles del Sistema Nervioso Central, comenzando en el cerebro y continuando por porciones más inferiores según aumenta la cantidad de alcohol en sangre.

El alcohol es un tóxico que afecta al sistema nervioso central impidiendo la conducción segura. Por lo tanto, si se va a conducir no se puede beber alcohol. El conductor, con cada pequeño incremento del nivel de alcohol en sangre, tiene un aumento paralelo de sufrir un accidente de tráfico.

En España la tasa de alcoholemia, que suele alcanzar su punto máximo una hora después de haber tomado la última copa, se ha limitado con carácter general, a 0,5 gramos por litro de sangre. Sin embargo, algunos conductores de vehículos destinados al transporte escolar o servicio público, de mercancías peligrosas, y de servicios de urgencia, tienen limitada la tasa de alcoholemia a 0,3 gramos por litro de sangre.

La reducción de las tasas máximas de alcohol permitidas para conducir responde al objetivo de reducir la alta siniestralidad que padecen las carreteras españolas. Con 0,8 g/l de alcohol en sangre, la probabilidad de sufrir un accidente se multiplica por 100 frente a los que no llegan a ese límite.

• El 43,09% de los conductores fallecidos en 2013 dio positivo en sangre a alcohol o drogas según el
Instituto Nacional de Toxicología.
• 12 de cada 100 conductores presentaron consumo reciente a drogas y/o alcohol según el último
informe DRUID 2013 de la DGT.
• Con una tasa de 1,5 g/l en sangre, el riesgo de sufrir un accidente se multiplica por 15.
• Los conductores que den positivo a drogas y los reincidentes en alcohol y aquellos que superen el doble de la tasa de alcohol legal permitida se enfrentan a una sanción de 1.000€.

En los países en los que se prohíbe la publicidad de bebidas alcohólicas se reduce este consumo en un 16%, en comparación con los países en los que no se pone ningún tipo de restricción, y también, disminuyen en un 23% las muertes por accidentes de tráfico. “Para  los jóvenes, cinco minutos más de publicidad de bebidas alcohólicas al día se traduce en un aumento del consumo habitual de alcohol en cinco gramos”, afirma la OMS.

El accidente relacionado con el alcohol es más lesivo por la confluencia de elementos de riesgo entre las
circunstancias que lo rodean y por la reducción de la respuesta al trauma originada por el alcohol. Tiene
características determinadas respecto de los accidentes no asociados al alcohol:
- Mayor predominio de conductores varones y jóvenes;
- Más frecuente en horas de la madrugada;
- Más frecuentemente constituido por un solo vehículo implicado (accidentes simples);
- Mayor proporción de accidentes por salida de la vía y por vuelco;
- Menor uso de elementos de seguridad (casco y cinturón de seguridad).
- Colisiones a mayor velocidad.
- Incremento de la gravedad de lesiones producidas tras el accidente y reducción de la capacidad del
organismo de responder al trauma, por lo que, con independencia de las circunstancias enumeradas
anteriormente, los sujetos que han sufrido un accidente y se encuentran bajo los efectos del alcohol,
tienen 3 veces más probabilidad de que sus lesiones sean fatales que quienes no han bebido antes del
accidente.





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