La finalidad de la educación primaria es proporcionar a todos los niños una educación que permita afianzar su desarrollo personal y su propio bienestar. Nada mejor que una buena educación vial para favorecer su desarrollo, su salud y calidad de vida evitando los accidentes de tráfico.
En esta línea, el artículo 4.5 del Real Decreto 1513/2006 señala la importancia de trabajar los valores: “Sin perjuicio de su tratamiento específico en alguna de las áreas de la etapa, la comprensión lectora, la expresión oral y escrita, la comunicación audiovisual, las tecnologías de la información y la comunicación y la educación en valores se trabajarán en todas las áreas”.
Teniendo en cuenta el carácter de transversalidad de un tema como la seguridad vial y que se puede abordar su enseñanza en todas las áreas del currículo, cierto es que la del conocimiento del medio natural, social y cultural es más propicia para el logro de los objetivos. La noción de medio a la que se refiere el área alude no solo al conjunto de fenómenos que constituyen el escenario de la existencia humana, sino también a la interacción de los seres humanos con ese conjunto de fenómenos, como el del tráfico.
El medio se ha de entender como el conjunto de elementos, sucesos, factores y procesos diversos que tienen lugar en el entorno de las personas y donde, a su vez, su vida y actuación adquieren significado. El entorno se refiere a aquello que el niño o la niña pueden conocer mejor porque es fruto de sus experiencias sensoriales, directas o indirectas, porque les es familiar y porque está próximo en el tiempo o en el espacio. Por este motivo, la organización del currículo, incluyendo la educación vial, remite a un planteamiento contextualizado e integrado de las interacciones entre individuo y sociedad, medio físico y medio social.
Además, la propia ley establece que, en el último ciclo y en uno de sus dos cursos, la educación vial ha de tener cabida y consideración dentro del área de educación para la ciudadanía y los derechos humanos.
La finalidad global de esta etapa es proporcionar a todos los niños una educación común que haga posible la adquisición de los elementos básicos culturales, los aprendizajes relativos a la expresión oral, a la lectura, a la escritura y al cálculo aritmético, así como una progresiva autonomía de acción en su medio. La autonomía de acción se puede conseguir desde diferentes ámbitos de aprendizaje y actuación. El ámbito de la educación vial, debido a la relación de los sujetos con el entorno, es una buena herramienta para contribuir al desarrollo de la autonomía y la seguridad de los usuarios de las vías en calidad de peatones, conductores y viajeros.
Según el Real Decreto 1190/2012 de 3 de agosto, la educación para la ciudadanía que se imparte en el tercer ciclo de primaria tiene su punto de partida en el individuo y las relaciones interpersonales, la libertad, la autonomía, la asunción de responsabilidades, la identidad y condición moral, así como los hábitos personales y sociales relacionados con la alimentación saludable y el fomento de la actividad física.
De este ámbito personal se pasa al colectivo, al tratar temas como la convivencia, los valores cívicos y el conocimiento de las normas por las que nos regimos. Por tanto, el recorrido propuesto va de lo individual a lo social.
El aprendizaje de esta área va más allá de la adquisición de conocimientos para centrarse en las prácticas escolares que estimulan el pensamiento crítico y la participación, que facilitan la asimilación de los valores en los que se fundamenta la sociedad democrática, con objeto de formar futuros ciudadanos responsables, participativos y solidarios.
En esta línea, el artículo 4.5 del Real Decreto 1513/2006 señala la importancia de trabajar los valores: “Sin perjuicio de su tratamiento específico en alguna de las áreas de la etapa, la comprensión lectora, la expresión oral y escrita, la comunicación audiovisual, las tecnologías de la información y la comunicación y la educación en valores se trabajarán en todas las áreas”.
Fuente: www.autopistas.com.mx
Teniendo en cuenta el carácter de transversalidad de un tema como la seguridad vial y que se puede abordar su enseñanza en todas las áreas del currículo, cierto es que la del conocimiento del medio natural, social y cultural es más propicia para el logro de los objetivos. La noción de medio a la que se refiere el área alude no solo al conjunto de fenómenos que constituyen el escenario de la existencia humana, sino también a la interacción de los seres humanos con ese conjunto de fenómenos, como el del tráfico.
El medio se ha de entender como el conjunto de elementos, sucesos, factores y procesos diversos que tienen lugar en el entorno de las personas y donde, a su vez, su vida y actuación adquieren significado. El entorno se refiere a aquello que el niño o la niña pueden conocer mejor porque es fruto de sus experiencias sensoriales, directas o indirectas, porque les es familiar y porque está próximo en el tiempo o en el espacio. Por este motivo, la organización del currículo, incluyendo la educación vial, remite a un planteamiento contextualizado e integrado de las interacciones entre individuo y sociedad, medio físico y medio social.
Además, la propia ley establece que, en el último ciclo y en uno de sus dos cursos, la educación vial ha de tener cabida y consideración dentro del área de educación para la ciudadanía y los derechos humanos.
La finalidad global de esta etapa es proporcionar a todos los niños una educación común que haga posible la adquisición de los elementos básicos culturales, los aprendizajes relativos a la expresión oral, a la lectura, a la escritura y al cálculo aritmético, así como una progresiva autonomía de acción en su medio. La autonomía de acción se puede conseguir desde diferentes ámbitos de aprendizaje y actuación. El ámbito de la educación vial, debido a la relación de los sujetos con el entorno, es una buena herramienta para contribuir al desarrollo de la autonomía y la seguridad de los usuarios de las vías en calidad de peatones, conductores y viajeros.
Según el Real Decreto 1190/2012 de 3 de agosto, la educación para la ciudadanía que se imparte en el tercer ciclo de primaria tiene su punto de partida en el individuo y las relaciones interpersonales, la libertad, la autonomía, la asunción de responsabilidades, la identidad y condición moral, así como los hábitos personales y sociales relacionados con la alimentación saludable y el fomento de la actividad física.
De este ámbito personal se pasa al colectivo, al tratar temas como la convivencia, los valores cívicos y el conocimiento de las normas por las que nos regimos. Por tanto, el recorrido propuesto va de lo individual a lo social.
El aprendizaje de esta área va más allá de la adquisición de conocimientos para centrarse en las prácticas escolares que estimulan el pensamiento crítico y la participación, que facilitan la asimilación de los valores en los que se fundamenta la sociedad democrática, con objeto de formar futuros ciudadanos responsables, participativos y solidarios.
www.aluanainfraestructuras.com
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